Actualizado hace: 937 días 22 horas 57 minutos
Editorial del diario ABC de Paraguay (*)
La prensa tiene más legitimidad que Correa

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, es uno de los que guardan particular inquina a la prensa. ¿El motivo? Debe ser el mismo que tienen los Castro, Chávez, Amadinejah, Morales y cuanto autócrata hay por ahí que se enseñorea del poder y lo emplea para destruir. Lo más probable, en el caso del Presidente ecuatoriano, es que muchos medios no le rindan la pleitesía que su megalomanía requiere, y estén publicando informaciones que el Presidente prefiere quedaran ocultas.

Domingo 23 Agosto 2009 | 21:54

Estas suelen ser las primeras y principales causas de que los gobernantes autocráticos se enemisten con la prensa y con determinados periodistas. Desacreditan a la institución madre protectora de todas las otras demás libertades para incrementar su propio poder, tratando de fijar en la mente sencilla de la ciudadanía el prejuicio de que entre las páginas de los diarios, y las palabras de radialistas y gente de televisión, se esconde la poderosa garra de un temible enemigo del pueblo. Al mismo tiempo, repiten todos el mismo sonsonete: que son fervorosos partidarios de la libertad de prensa. ¡Sólo que “la prensa” a la que son adictos es aquella que puedan manejar ellos mismos! En otro de sus ya descontrolados ataques a la prensa, Rafael Correa manifiesta ahora que los medios poseen “un claro rol político y ninguna legitimidad democrática”. En realidad, la prensa tiene más legitimidad democrática en todos los sentidos que los políticos –inclusive él– que se suceden unos a otros, en el mejor de los casos, en cada periodo constitucional. Y más legitimidad aun que los del tipo Correa, que ganan elecciones a petrodólares limpio, comprando votos y publicidad mentirosa. Debería preguntarse el lector: ¿Con qué prensa este desfachatado de Correa ganó la presidencia de Ecuador? Pues con la misma a la que hoy tilda de mediocre y corrupta. ¿Por qué este cambio de actitud? Porque mientras están en la llanura son demócratas y partidarios acérrimos de la libertad de prensa, porque la necesitan para desacreditar a sus rivales y ganar elecciones. Pero ni bien acceden al poder, esa misma libertad de prensa comienza a irritarles. Entonces la atacan con furia. Así es la cosa, Correa paga a operadores y electores con el dinero del fisco para ser reelecto, igual a lo que hacía aquí el Partido Colorado con los fondos públicos manteniendo una enorme clientela política, dándole empleo a un montón de zánganos utilizando los bienes del Estado, es decir, del pueblo, en beneficio propio. En Ecuador, Correa también utiliza los bienes del Estado en beneficio propio, incluyendo las frecuencias de radio y TV. Claro, no es a “su” prensa a la que ataca, sino a la independiente, a la escrita, a los diarios, a esa que investiga fatos de los gobernantes y publica el resultado de sus averiguaciones y lo pone en fotos y en letras de imprenta, como el caso del hermano de Correa con “negocios” por 80 millones de dólares con el Gobierno de su hermano. Pero es bueno recordar que esa también es la misma institución que superó a los tiranos y a las tiranías del siglo XX. Es la que sobrevivió a Trujillo, Somoza, Stroessner y a los dictadores militares brasileños y del Cono Sur americano. Y que también sobrevivirá a los Castro, a Chávez, a Morales y a Correa. Y prevalecerá contra todos los que intentan intimidarla, acallarla o suprimirla porque, sencillamente, son los mismos ciudadanos y ciudadanas los que la sostienen viva y activa. Este hecho es la refutación más evidente del disparate que Rafael Correa acaba de expresar al pretender demeritar la legitimidad democrática de la prensa de Ecuador o de compararla con la sucia política suya. La libertad de expresión de los ciudadanos está cada vez más insertada en lo más profundo de la conciencia de los pueblos. Tanto que cabe pensar que solamente desaparecerá cuando muera el último ser humano que desee vivir en libertad.
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