Las parteras aún "viven" y dan sus servicios a muchas mujeres que las prefieren por su dedicación y entrega al momento de alumbrar.
En la ciudadela 15 de Abril es muy conocida Lidia Bazurto, quien lleva más de 20 años asistiendo a mujeres en sus partos.
"Son muchas mujeres quienes me buscan a cualquier hora del día", dijo Bazurto.
Ella antes realizaba su trabajo en la casa de la parturienta, pero desde un tiempo acá las recibe en su casa, donde adecua todo lo necesario para esta grata labor, como ella la define.
Entre los implementos que usa destacan el turbante, guantes, mandil, tijeras, alcohol, gasa, pinza y otros.
Otra partera es Celia Mero, quien llegó desde San Plácido a radicarse en la parroquia Leonidas Proaño de Montecristi.
Ella, al igual que Bazurto, es muy conocida y buscada en su sector. Cada parto que ella asiste cuesta hasta 25 dólares.
Difícil aceptación
Brenda Triviño, interna del área de obstetricia, se mostró contraria a la labor desplegada por estas mujeres.
Esto debido a que en el parto se pueden presentar muchas complicaciones tanto para la criatura como para su madre.
Malformaciones digestivas, infecciones, hipoglucemia, exceso de insulina en madres diabéticas, son varias enfermedades que se pueden presentar y que no las detectarían las parteras, advirtió Triviño.
Sin embargo, y ante todas estas posibles causas, las parteras, o también llamadas comadronas, siguen siendo requeridas, pues como asegura Patricia Mera con ellas el proceso de parto no es manipulado y se evita las cesáreas.
Agregó que parir con una "comadrona" es una alternativa donde el parto es tratado como es, un acto natural y no como una enfermedad.
La Ley de Maternidad permite que una partera puede estar presente en el alumbramiento si así lo requiere la mujer. Las parteras ahora piden ser acreditadas y reconocidas.