Lo cierto es que todo importa, todo con lo que podamos contribuir siendo mejores personas; sin embargo es necesario contar con una buena estructura interna para poder marcar diferencia al ser positivamente sensato. Motivo por el cual, me sitúo en lo expresado por mis padres; en como para ellos la plataforma del ser humano la genera el entorno familiar en el que éste se haya desenvuelto. En la confianza absorbida durante no sólo los primeros años de vida, sino en cada momento importante por el que el individuo haya atravesado.
Sin importar el tipo de familia que nos enmarque, ya sea común o disfuncional, tradicional o moderna; como miembros permanentes nos corresponde el insuperable papel de confiar, de creer, de apoyar en cada escenario vivido, en el que no se precisa más que sentirse parte de alguien, de algunos para poder salir en pie sin miedo a la derrota o a los errores del ayer. Saberse resguardado y protegido, y no por el contrario rechazado y cautivo del desacierto, al margen de lo anhelado, forzado a ser nadie al no creer en sí mismo, cayendo en profundos rencores que envenenan el alma y causantes de los míseros problemas que afectan cada vez más la sociedad.
Como padres, cabezas de familia, nos corresponde fomentar esta credibilidad en nuestros hijos, hacerlos sentir que aún erróneos siguen siendo nuestros, y  aún más importante que nuestra confianza en ellos es mayor.  Sólo de esta manera estaremos inculcando el verdadero sentido de vivir sin miedo, haciendo de ellos héroes cotidianos y no mediocres de paso. Rescatemos los valores que requiere  la familia! es con unión, fe y amor que nos haremos sentir, es así como estaremos grabados en los corazones de nuestros hijos, es así como ellos nos imitaran y buscaran lo inspirado al  emprender sus hogares de donde tomarán impulso para emprender la travesía por la tierra que los vio nacer… impulso que reciben de nosotros quizá como el mejor patrimonio que les podemos conceder. <