El estudio arroja que las sustancias más utilizadas por los adolescentes son el alcohol y la marihuana; sin embargo, el tabaco y la cocaína también registran considerables cifras de consumo.

Un tema como este no puede ser ignorado, mucho menos invisibilizado. Por el contrario, se debe poner esfuerzos en fortalecer las actividades preventivas.

Es preocupante saber que el 16,1 por ciento de los estudiantes consultados dice que consigue drogas en los alrededores de los planteles educativos. Esto, complementado con noticias sobre hallazgo de drogas en mochilas de estudiantes, incluso de niños, revela que el mal está atacando con fuerza a la población estudiantil.

La iniciativa de las autoridades educativas de hacer que los padres de familia firmen actas de compromiso para autorizar la intervención en los casos de que se sospeche de la tenencia o consumo de drogas es saludable.

No obstante, se debe hacer énfasis en la concientización sobre las consecuencias del uso de drogas como forma de prevención.