Aquellas extensas barriadas que hasta ahora sufren la escasez o la ausencia total del elemental líquido, y que se encuentran ansiosas de contar con ese servicio las 24 horas al día, están por recibir, en pocos meses más, aquel derecho que por años les ha sido negado. Luego de la firma para el empréstito de la Corporación Andina de Fomento (CAF) que permitiera la realización del proyecto, y de los pasos pertinentes para su contratación, los trabajos fueron emprendidos por varias empresas que, con sus altos y bajos, están llevando adelante aquel cometido, bajo la atenta mirada de la población que demanda, a los responsables de la fiscalización y a la municipalidad, apurar las acciones. Sin embargo, la preocupación mayor debe estar dirigida a preparar el sistema de retribución ciudadana a este servicio que tanto esfuerzo ha costado, para asegurar su permanencia, obligación de la municipalidad a través de la Empresa Municipal de Agua Potable de Portoviejo (EMAPAP). Si bien la estrategia aplicada facilitó que la obra prácticamente no le cueste a los portovejenses, porque el Estado asumirá el empréstito y aportará con parte del presupuesto, el mantenimiento, las mejoras en el servicio y su extensión a otros sectores serán de exclusiva y única responsabilidad de la municipalidad que, en definitiva, es la misma comunidad. Aquello, entonces, demanda del ciudadano, del beneficiado, del usuario, a responder cumpliendo con su deber de cancelar el servicio en el monto que el consumo lo establezca, pues con su aporte asegura el buen funcionamiento del sistema, desechando el tradicional paternalismo del Estado. Hay que recordar al usuario que todo servicio público tiene su costo para sobrevivencia del mismo.