Con menos parafernalia que en la primera entrega y diez años más tarde llega este fin de semana a los cines de todo el mundo la segunda película de X-Files, seis años después del fin de la serie.
Bastante alejada de los temas paranormales que le dieron la fama a la serie desde su inicio, en 1993, esta segunda incursión en la gran pantalla de los célebres agentes especiales del FBI Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson) es un entretenido capítulo cercano a un thriller y que ahonda un poco más en la relación personal de la pareja protagonista.
Dirigida por Chris Carter, el creador de la serie, en The X-Files: I Want to Believela trama gira en torno a la desaparición de una agente del FBI, caso para el que solicitan la ayuda de Mulder y Scully. Con una brillante realización y un bien elegido escenario rural nevado, la historia es floja pero bien tramada, aunque dista mucho de los originales guiones que hicieron de X-Files una serie de culto durante 9 temporadas.
Mulder y Scullly llevan el peso de la película, con la colaboración de Amanda Peet como agente del FBI y de Mitch Pileggi, que repite como Walter Skinner, en un corto y forzado papel metido casi con calzador.
Si este segundo largometraje tiene el éxito que busca, Carter planteará entonces un tercero.