Hoy en día está más que clara la definición del Facebook en las mentes de miles de niños y adolescentes. Pues básicamente es un sitio web gratuito de redes sociales cuyo mentalizador fue Mark Zuckerberg. Originalmente era un sitio exclusivo para estudiantes de la Universidad de Harvard, pero actualmente está abierto a cualquier persona que tenga una cuenta de correo electrónico.

Qué sencillo es descubrir  la finalidad para el cual fue creado este sitio web, pero, ¿será que se lo está utilizando específicamente para esos fines?
Es permanentemente casual en las mentes de los jóvenes la existencia de incertidumbres y dudas que sienten por descubrir numerosas razones de vida, de sensaciones, de gustos, de imaginaciones.  Pero hasta hace 10 o 15 año atrás lo más sensible, inviolable, cuantioso y valorable en las personas era nuestra intimidad.
En la actualidad es inconcebible cómo los adolescentes mal utilizan esta red social para desproteger su integridad, divulgar las preciosidades y cualidades personales e inducirse de manera errada en la tan llamada “red social”, donde lo preocupante de todo esto es que se las muestran al mundo entero a los famosos “amigos” conocidos durante dos semanas por el Facebook.
Nadie pretende obstaculizar los avances tecnológicos ni los cambios permanentes que las creaciones y avances científicos dan luz verde dentro de la sociedad, no se trata de aquello; se trata de orientar a los jóvenes para que logren concienciarse en cuidar lo más valioso que Dios nos ha dado como es la vida, no divulguemos a los cuatro vientos lo que hacemos o dejemos de hacer con nuestras vidas.
No es justo para nuestros padres, un sufrimiento descorazonado cuando se enteren que las fotos de sus hijos son mal utilizados por el mundo entero en redes pornográficas y de prostitución, cuando sus acciones forzadas han sido por sacar ante la sociedad el renombre de un familia honorable, libre de comentarios negativos y con una imagen de cariño y respeto.
Es momento de hacer algo por nuestros padres y lo mejor es siendo recíprocos con ese cariño de hijos, ayudando a mantener firmemente el prestigio familiar, y cargando con orgullo sobre nuestros hombros lo más lindo de nosotros: nuestros apellidos.
No nos apartemos del internet, del Facebook, de las redes sociales; al contrario, disfrutemos de estos servicios tecnológicos de manera responsable y sacándole provecho para lo que realmente fue creado, hagamos una red social de principios y valores para reconstruir una sociedad repleta de jóvenes emprendedores y con una mente impulsadora hacia las cosas positivas y productivas. <