Es que las circunstancias determinan que aquí no hay equipo de trabajo en conjunto, ni labor de los asambleístas, ni poder del Estado, organismo de control o funcionario alguno por más alto nivel que tenga, como para señalar que la incidencia del tema incautación de empresas de los ex banqueros o de cualquier otro escándalo que aparezca a la vuelta de la esquina sea de su incumbencia. Vivimos un régimen totalitario donde la voluntad y la concepción de un solo hombre prevalecen en todas las decisiones y políticas de Estado. ¿Que el entorno de contados amigos opina? ¿Que hay un buen dispositivo de asesores? es innegable, pero la imagen que percibimos es que este mandatario, incansable en su accionar y trajinar, ha establecido una especie de código de trabajo donde se determina que todas las grandes decisiones pasan por su tamiz; y es él, quien asume la responsabilidad que la acción conlleva. De lo que se ve, no se casa con nadie que discrepe de su modalidad de conceptuar las cosas, por muy importante que el personaje sea, y si se aparta de su línea de conducta se lo deja a un lado, sin afectarle en nada la trayectoria o ascendencia del caído en desgracia. ¿Que la medida es ilegal, que primero se pega y después se pregunta quién eres?, que se debió inicialmente intervenir contablemente las empresas y determinado que sea que sus dueños o promotores se beneficiaron con créditos vinculados, ahí si confiscarlas, es una tesis valedera? que se pueden enmendar errores cometidos intencionalmente, pues la connotación que el hecho debía generar como pan o circo no permitía estas lógicas apreciaciones, se darán necesariamente, pues nadie discute lo mal que administra el Estado sus empresas, pero las cosas se dieron tal cual se planificó y aparentemente los efectos en el tema electoral son halagadores. Y si esto se da cuando aun no se aprueba el texto constitucional de la nueva República bajo la concepción política del socialismo del siglo XXI, donde como ha sido concebido por el propio mandatario Correa, que las funciones del Presidente son omnímodas y lo convierte en una especie de Emperador, ahí si ajustarse el cinturón y el estómago, quienes han depredado el presupuesto del Estado.